El gran apagón historico: España y Portugal a oscuras
- Nicolás Guerrero
- 29 abr
- 6 Min. de lectura

El 28 de abril de 2025, España y Portugal vivieron un evento sin precedentes en su historia moderna: un apagón masivo que dejó a toda la Península Ibérica sin suministro eléctrico, afectando también a zonas del sur de Francia y generando un impacto que paralizó la vida cotidiana de millones de personas. Este fenómeno, descrito técnicamente como un “cero energético”, marcó un antes y un después en la percepción de la vulnerabilidad de las infraestructuras críticas en Europa. En este artículo, exploraremos en profundidad cómo se vivió este apagón en España, sus causas probables, las consecuencias inmediatas, el impacto en la población y los sectores clave, así como las incógnitas que aún persisten, basándonos en fuentes fiables como El País, Cadena SER, BBC News Mundo, Red Eléctrica Española (REE) y otras publicaciones para entender mejor el suceso.
El colapso eléctrico: ¿Qué pasó?
A las 12:33 horas del lunes 28 de abril, el sistema eléctrico español sufrió una interrupción catastrófica. Según Red Eléctrica Española, en tan solo cinco segundos desaparecieron 15 gigavatios de potencia, equivalente al 60% de la electricidad que se consumía en ese momento, un evento que fuentes gubernamentales calificaron como “extraño” y sin precedentes. Este colapso, conocido como “cero nacional”, provocó un apagón generalizado que afectó a toda la España peninsular, con la excepción de Canarias, Baleares, Ceuta y Melilla, cuyos sistemas eléctricos aislados no se vieron comprometidos.
Portugal también quedó a oscuras, y regiones del sur de Francia, como Perpiñán, experimentaron cortes puntuales. La primera hipótesis apuntaba a un fallo técnico, pero la magnitud del incidente llevó a especular sobre otras causas, incluida la posibilidad de un ciberataque.
El Centro Criptológico Nacional (CCN), dependiente del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), investigó esta posibilidad tras detectar indicios que sugerían un ataque informático, aunque tanto las autoridades españolas como portuguesas minimizaron esta teoría en un primer momento.
El presidente del Consejo Europeo, António Costa, afirmó que “no hay indicios de un ciberataque”, mientras que el operador eléctrico portugués, REN, señaló una “gran fluctuación de voltaje” en la red española como posible origen. Otra teoría, propuesta por fuentes portuguesas, apuntaba a un fenómeno atmosférico inusual, conocido como “vibración atmosférica inducida”, causado por variaciones extremas de temperatura en el interior de España. Sin embargo, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, fue cauto en sus declaraciones, indicando que “no hay información concluyente” y que no se descartaba ninguna hipótesis.
Caos en las ciudades: Cómo se vivió el apagón
El apagón transformó la vida cotidiana en España en cuestión de minutos. En Madrid, el metro quedó paralizado, dejando a miles de pasajeros atrapados en vagones y túneles. La estación de Atocha se convirtió en un escenario de desconcierto, con viajeros varados y pantallas que aún mostraban horarios de trenes que nunca salieron. Los semáforos dejaron de funcionar, generando atascos masivos y obligando a agentes de movilidad, Policía Nacional y Municipal a gestionar el tráfico manualmente. El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, pidió a los ciudadanos que minimizaran los desplazamientos y cerraran los túneles de la M-30 para facilitar las operaciones de emergencia. En Barcelona, la situación no fue menos caótica.
Los Mossos d’Esquadra desplegaron antidisturbios para rescatar a personas atrapadas en trenes de Rodalies y en el metro, donde centenares de pasajeros quedaron bloqueados en túneles. El aeropuerto de El Prat, al igual que el de Madrid-Barajas, operó con sistemas de contingencia, pero los retrasos y cancelaciones afectaron a miles de viajeros. En Lisboa, el metro y los trenes también se detuvieron, y las calles quedaron sin semáforos, provocando largas retenciones.
En ciudades más pequeñas, como Murcia, Toledo o Zaragoza, la falta de electricidad generó escenas surrealistas: heladerías llenas por la necesidad de consumir productos perecederos y colas en tiendas para comprar alimentos no refrigerados. Los hospitales, aunque mantuvieron su operatividad gracias a generadores eléctricos, enfrentaron retos logísticos, y el Servicio de Emergencias 112 pidió a la población que solo llamara en casos de extrema necesidad.



Consecuencias inmediatas: Transporte, economía y sociedad
El apagón tuvo un impacto devastador en múltiples sectores. El sistema ferroviario colapsó por completo, dejando a unos 35.000 pasajeros atrapados en más de cien trenes en todo el país. La Guardia Civil auxilió a 13.000 viajeros, destacando el rescate de 200 personas en un tren Iryo Madrid-Sevilla parado en Córdoba. El ministro de Transportes, Óscar Puente, anunció que los servicios de media y larga distancia no se reanudarían durante todo el lunes, y Renfe suspendió temporalmente los servicios en Galicia y Cataluña. Los aeropuertos, aunque operativos al 93% gracias a sistemas de respaldo, enfrentaron retrasos significativos. Económicamente, el apagón fue un golpe duro. La asociación de autónomos ATA estimó pérdidas de 1.300 millones de euros, especialmente en hostelería y comercio, debido a cierres forzosos y mercancías perecederas dañadas.
La industria alimentaria, aunque garantizó la seguridad de los productos, reconoció dificultades para cuantificar el impacto. La gran distribución, como Mercadona o El Corte Inglés, logró operar con normalidad el martes gracias a generadores, pero las tiendas de alimentación enfrentaron problemas logísticos puntuales. La Bolsa española (BME) operó sin interrupciones, pero algunas entidades financieras reportaron problemas de conectividad. Socialmente, el apagón generó una mezcla de incertidumbre, miedo y solidaridad.
En las redes sociales, los ciudadanos compartían consejos para conservar alimentos o gestionar la falta de luz, mientras que el Ministerio de Trabajo recordó que el Estatuto de los Trabajadores garantiza permisos retribuidos en situaciones de emergencia como esta. Sin embargo, la falta de información oficial alimentó la especulación, con rumores sobre ciberataques o sabotajes que el Gobierno pidió desmentir.









Respuesta institucional y recuperación
La respuesta del Gobierno español fue inmediata, aunque criticada por algunos sectores por su falta de claridad inicial. Pedro Sánchez convocó una reunión extraordinaria del Consejo de Seguridad Nacional y se desplazó al centro de control de Red Eléctrica junto a la vicepresidenta tercera, María Jesús Montero, y la ministra para la Transición Ecológica, Sara Aagesen. El Rey Felipe VI presidió el martes una reunión del Consejo de Seguridad Nacional para analizar la situación. El Ministerio del Interior declaró la “emergencia de interés nacional” en ocho comunidades autónomas —Madrid, Andalucía, Extremadura, Murcia, La Rioja, Galicia, Castilla-La Mancha y Comunidad Valenciana— tras sus solicitudes formales. Red Eléctrica activó de inmediato su plan de reposición, comenzando a recuperar tensión en subestaciones del norte, sur y oeste peninsular a partir de las 13:35 horas. A las 19:21, el 20% de la demanda ya estaba restablecida, y para las 6:00 del martes, el 99,16% del suministro eléctrico había vuelto.
La recuperación, descrita como una “mancha de aceite energética” que se extendió por la península, priorizó áreas clave como Cataluña, Aragón, País Vasco, Galicia y Andalucía. La colaboración internacional también fue notable. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, expresó su apoyo y coordinó esfuerzos con las autoridades nacionales. El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ofreció asistencia técnica basada en la experiencia de Ucrania con apagones causados por la guerra, destacando la solidaridad entre naciones.

Incógnitas y lecciones para el futuro
A pesar de la rápida recuperación, el apagón dejó más preguntas que respuestas. ¿Cómo pudo colapsar un sistema eléctrico considerado robusto? ¿Por qué no se detectó la oscilación de potencia a tiempo? ¿Es realista temer un ciberataque? La interconexión de las redes eléctricas europeas, aunque una fortaleza, también reveló su vulnerabilidad, ya que el fallo en España afectó a Portugal y Francia. La hipótesis de un fenómeno atmosférico, aunque plausible, no explica la magnitud del colapso, y la investigación del CCN sobre un posible ciberataque sigue en curso. Aunque Red Eléctrica ha asegurado de que no fue aquello lo que causó el apagón.
Este incidente puso en evidencia la dependencia de la sociedad moderna de la electricidad y la fragilidad de las infraestructuras críticas. Expertos advierten que, aunque un “cero energético” es excepcional, los riesgos asociados al cambio climático, el aumento de la demanda energética y las amenazas cibernéticas exigen sistemas más resilientes. El apagón también reavivó el debate sobre la transición energética y la necesidad de diversificar fuentes de generación, como sugirió un usuario en X al abogar por más inversión en energía solar y almacenamiento.
Conclusión
El apagón del 28 de abril de 2025 será recordado como un hito que expuso las vulnerabilidades de un mundo hiperconectado. En España, la jornada dejó imágenes de caos, pero también de resiliencia, con ciudadanos, empresas y autoridades trabajando juntos para recuperar la normalidad. Aunque el 99% del suministro eléctrico se restableció en menos de 24 horas, las pérdidas económicas, los retrasos en el transporte y el impacto psicológico perdurarán.
La investigación sobre las causas del colapso será crucial para evitar que un evento similar vuelva a repetirse, mientras que el apagón servirá como recordatorio de la importancia de fortalecer las infraestructuras críticas en un contexto de crecientes desafíos globales.
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